La elección e Ismael
Por Dr. Nicholas J. Schaser
La idea bíblica de «elección» —que Dios escoge a un pueblo en particular—, puede ser un trago amargo para la sociedad global moderna. Aquellos que no están muy familiarizados con la Biblia (e incluso aquellos que lo están) a veces objetan a que la idea de elección promueve la «exclusión» de otros. Sin embargo, mientras el Dios de Israel «escoge» (בחר; bajár) y «bendice» (ברך; baráj) a un pueblo específico (en este caso, Israel), ese mismo Dios también bendice a los no elegidos de la misma manera.
Por ejemplo, cuando el Señor escoge a Abram (אברם; Avram) para ser el «padre exaltado» (אברם; av ram) de lo que sería la nación de Israel, Dios le dice: «Haré de ti una nación grande (גויגדול; goy gadól)» (Génesis 12:2). Cuando Abraham tiene a sus dos hijos, Ismael e Isaac, Dios escoge al segundo hijo para llevar el linaje que aseguraría la promesa a la nación de Israel (ver Génesis 21:12). Sin embargo, esto no significa que Dios dejó a un lado al Ismael no elegido.
En lugar de eso, el Señor bendice a Ismael de la misma forma en que Dios bendice a Abram. Después de que Sara expulsa a Ismael y a su madre Agar al desierto, Dios rescata a estas dos personas no elegidas de una muerte segura y les hace promesas que reflejan las promesas a la semilla escogida. El ángel del Señor le dice a Agar: «No temas, porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. Levántate, alza al muchacho y sosténlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación (גויגדול; goy gadól)» (Génesis 21:17-18). Entonces, aunque Ismael no es «elegido» o «escogido» de la misma forma que Isaac, la elección de Dios no impide bendiciones similares para el no elegido. Por eso, el entendimiento de elección en la Biblia no lleva la idea de «exclusión», sino que, mientras Dios puede elegir una nación especial, el Señor aún bendice y cuida a aquellos que no son parte de esa nación elegida.
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