Estar de luto como un hombre hebreo
Por Pinchas Shir
Varios pueblos del antiguo Cercano Oriente solían estar de luto al afeitarse la cabeza, las barbas, a veces al rasgarse sus ropas e incluso al hacerse cortes y heridas en sus cuerpos (Jeremías 48:37, Jeremías 41:5). Los judíos antiguos, sin embargo, a veces se jalaban el cabello y la barba para ilustrar el sufrimiento interno, pero no se afeitaban la cabeza cuando estaban de luto (Esdras 9:3). Dios le prohibió expresamente a Israel que participara en algunas de estas prácticas (Levítico 21:5).
De hecho, en la tradición judía moderna, los dolientes no se afeitan ni se cortan el cabello e incluso dejan de arreglarse por completo durante el período de duelo. Los antiguos israelitas lloraban poniéndose tela de saco. Se ponían cenizas y se sentaban en el suelo (Génesis 37:34; Daniel 9:3; Lucas 10:13). Y el duelo no solo ocurría cuando alguien moría. El arrepentimiento ante Dios y la expectativa de problemas inminentes fue otra razón para estar de luto (1 Reyes 21:27, Nehemías 9:1, Isaías 32:11).
«Cuando Mardoqueo supo todo lo que se había hecho, rasgó su ropa (וַיִּקְרַע מָרְדֳּכַי אֶת־בְּגָדָיו), se puso una tela de saco y cenizas (וַיִּלְבַּשׁ שַׂק וָאֵפֶר) y salió por la ciudad lamentándose con grande y amargo clamor» (Ester 4:1).
Esto puede parecer muy inusual para la gente moderna, pero estas formas folclóricas y peculiares tienen una lógica clara y un significado simbólico detrás de ellas. En hebreo (שַׂק; sak) o (שַׂקִּים; sakím) es «tela de saco», una tela áspera tejida de cabra o pelo de camello que se usa principalmente para el almacenamiento y no es muy cómoda para usar. Pero ese es el punto del luto deliberado, generar un sentido de humildad. La palabra hebrea para «cenizas» (אֵפֶר; efér), simboliza la terrible ruina y destrucción. El fuego quema todo a su paso y deja solo cenizas. Por lo tanto, las «cenizas» (אֵפֶר; efér) son el último símbolo de la desolación y la ruina. Las cenizas son ligeras. El viento las sopla y se las lleva sin dejar nada.
Rasgar la ropa también representa el acto de destrucción. Los vestidos en el mundo antiguo eran muy caros y hasta se usaron como sustituto de la moneda. Destruir deliberadamente la propia ropa es una expresión visual de pena y agitación interna. Estas costumbres y comportamiento inusual expresan arrepentimiento y humildad ante nuestro Creador. Sirven como un reconocimiento de la frágil existencia del hombre y acentúan la condición de nuestra existencia sin la bondad del Todopoderoso en nuestras vidas.
Cuando hacemos estudios simples de palabras hebreas, la profundidad de las Escrituras, (que antes se ocultaba detrás de la traducción al español) se abren de una forma nueva y hermosa. Alguien lo dijo bien: «Leer la Biblia siempre utilizando la misma traducción, es como escuchar a Bach, siempre y solo en la armónica. Obtendrás la melodía, pero perderás todo lo demás». Creamos una manera para aprender hebreo básico (este breve estudio es bueno para cualquier edad y para cualquier nivel de habilidades con los idiomas).
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