¿Abraham y Dios fueron «amigos»?
Por Dr. Yeshaya Gruber
Una de las citas destacadas del sitio web del Israel Bible Center dice: «Todo lo que no es eterno está eternamente fuera de fecha». Recientemente leí el libro del que proviene esta cita, The Four Loves de C.S Lewis, el famoso escritor cristiano. Esta meditación clásica toma su nombre y estructura de cuatro conceptos tradicionales o formas de «amor» expresadas en las tradiciones grecorromanas y occidentales: afecto, amistad, eros y caridad.
Lewis escribe: «Debemos observar que la amistad muy rara vez es la imagen bajo la cual las Escrituras representan el amor entre Dios y el hombre… mucho más a menudo, buscando el símbolo para el amor más elevado de todos, las Escrituras ignoran esto [a favor del afecto de un padre o el eros de un amante]». Él especula que la razón puede ser porque «solo un lunático» entendería a Dios literalmente (físicamente) como nuestro «padre» o como un romántico «amante», pero usar la «amistad» como metáfora podría llevarnos mucho más fácilmente a tales malentendidos.
Esto me hizo pensar en los «extraños» versículos bíblicos que parecen hablar de la «amistad» entre Dios y los humanos. En muchas traducciones de la Biblia hebrea, Éxodo 33:11 dice que Dios conversó con Moisés «cara a cara, como un hombre habla con su amigo». Aquí la palabra hebrea traducida como «amigo» es (רע; re‘á), que significa algo como «socio, compañero». La misma palabra a menudo se traduce como «vecino», incluida en la expresión: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Levítico 19:18). Algunas veces puede implicar «amistad» o alguna otra relación cercana —pero no siempre—. Este versículo en particular puede estar simplemente diciendo que Dios le habló a Moisés como una persona le hablaría a un «socio».
Luego tenemos Isaías 41:8 y 2 Crónicas 20:7, donde leemos que Abraham fue «mi amigo [=de Dios]» y «su amigo [=de Dios]». En este caso se usa una palabra hebrea diferente (en ambos lugares): (אהב; ohév) «alguien que ama, amante». En otras palabras, estos versículos están diciendo que Abraham amó a Dios. Pero «amar» no es exactamente lo mismo que «ser amigos».
Entonces, ¿cómo llegamos a una «amistad»? En Éxodo 33:11 la traducción de la Septuaginta judeo-griega (LXX) traduce (רע; re‘á), «socio», como (φίλος; philos) «amado, querido, amigo». En Isaías 41:8 y 2 Crónicas 20:7 (אהב; ohév) «amante» se traduce por las formas del verbo (ἀγαπάω; agapaô) —que no era la palabra griega normal para «amor»—, sino que más bien significa «saludar con afecto, rogar, acariciar, tener cariño a».Y luego, en el siglo I, d.C., la carta de Jacob/Santiago (2:23) reformuló estos versículos, usando de nuevo la palabra griega común philos: «Abraham… fue llamado amigo de Dios (philos)».
Estos ejemplos nos recuerdan cuánto afecta el idioma y el historial de traducción a la interpretación de cualquier texto. Tal vez Abraham y Moisés en realidad fueron «amigos» de Dios. Sin embargo, como traducción, esta palabra en español tergiversa los textos hebreos. Y se deriva de un malentendido de las antiguas traducciones judeo-griegas. En verdad, si Lewis hubiera comenzado a partir de los conceptos del hebreo bíblico de «amor» y «amistad», hubiera tenido que escribir un libro sustancialmente diferente.
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