¿Cuál es la historia con el «alma»?
Por Dr. Nicholas J. Schaser
En nuestra retórica religiosa moderna, no es raro escuchar sobre el «alma» de una persona, una entidad inmaterial que anima el cuerpo y vive después de la muerte. Ciertas traducciones bíblicas en español, como el Salmo 42:4 de la Reina-Valera, parecen apoyar esta idea de un alma dentro del cuerpo: «Recuerdo estas cosas y derramo mi alma dentro de mí». Sin embargo, antes de concluir que los antiguos israelitas creyeron en un «alma» interna no física, debemos determinar (1) lo que la Reina Valera quiere decir con «alma» y (2) lo que significa el hebreo subyacente en su propio contexto lingüístico. Responder estas dos preguntas mostrará que los antiguos israelitas no compartieron la noción contemporánea común de un «alma».
La mayoría del tiempo, la traducción al español usa «alma» para indicar una «persona» física, no una fuerza interna etérea. Por ejemplo, Éxodo recuerda a los hebreos que emigraron a Egipto: «Todas las almas que salieron de los lomos de Jacob fueron setenta almas: porque José ya estaba en Egipto» (Éxodo 1:5). En este caso «alma» se refiere a una «persona individual» o a un «ser humano». Al igual que José, que «ya está en Egipto», los descendientes de Israel que «salieron de los lomos de Jacob» (יצאי ירך יעקב; yotsé yérek ya’akóv) son personas encarnadas, no «alma» intangibles. Este uso de «alma» es equivalente a su uso en «no hay un alma a la vista», lo que nos dice que no hay una sola persona alrededor, ¡y no podemos ver entidades invisibles!
La palabra hebrea traducida como «alma» es (נפשׁ; néfesh), que significa «uno mismo», «vida» o «persona». Génesis 12:5 aclara este uso: «Abram tomó a Sarai, su esposa, y a Lot, el hijo de su hermano, y toda su sustancia [o «bienes» (רכושׁם; rekhushám)] que habían reunido, y las almas (נפשׁ; néfesh) que habían entrado en Harán; y salieron para ir a la tierra de Canaán». Dado que todas las demás entidades enumeradas en este versículo son personas físicas (Abram, Sarai, Lot) u objetos físicos («sustancia» o «bienes»), se deduce que las «almas» son «personas» o «vidas» físicas —Abram no está pastoreando almas abstractas dentro de la tierra de Canaán—.
El significado más fundamental de (נפשׁ; néfesh) es «cuello» o «garganta», como se refleja en el Salmo 69:1: «Sálvame, oh Dios; porque las aguas me han subido hasta [mi] cuello (נפשׁ; néfesh)». El término llegó a significar la «vida» completa de uno porque, según la lógica hebrea: corta la garganta y pierde la vida. Es por eso que el salmista le pide a Dios «protege mi vida» (שׁמרה נפשׁי; shamrá nafshí) de los enemigos físicos que buscan matarlo (consultar Salmo 25:20; 86:2). Los antiguos israelitas no pensaron en términos de un «alma» separada del cuerpo; más bien, el hebreo (נפשׁ; néfesh) describe la individualidad de una persona, es decir, su propio ser.
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