Déjanos besar a Enoc
Por Pinchas Shir
«Déjanos besar a Enoc» un extracto de la literatura judía del siglo II a.C., 2 Enoc 64-65.
«1 Y aconteció que cuando Enoc habló a sus hijos y a los príncipes de los pueblos, toda la gente de su pueblo y todos sus vecinos escucharon al SEÑOR llamar a Enoc. Y juntos consultaron, diciendo: “Vayamos y besemos a Enoc”. 2 Y se reunieron hasta dos mil hombres y llegaron al lugar Acuzan donde estaban Enoc y sus hijos, 3 y los ancianos del pueblo. Y besaron a Enoc, 4 diciendo, “Bienaventurado es el SEÑOR, el rey eterno. Bendice ahora a tu pueblo y que ‹seamos›glorificados ante el rostro del SEÑOR. 5* Porque el SEÑOR te escogió, te señaló para ser el que revela, el que se lleva nuestro pecado”.
6 |Y| Enoc respondió a su pueblo diciendo: “¡Escuchen, mis hijos! Antes que todas las cosas existieran, (y) antes de que surgiera toda la creación, el SEÑOR estableció la era de la creación, y después de eso, él creó toda su creación, visible e invisible. 2* Y después de todo eso él creó al hombre a su semejanza y le puso ojos para ver, oídos para escuchar, corazón para pensar y razón para argumentar. 3 Después el SEÑOR entregó la era para beneficio del hombre, y la dividió en tiempos: 4* y en horas, para que una persona pudiera pensar sobre los |cambios| de periodos y sus finales, los principios y los finales de los años y los meses y los días y las horas, y para que pudiera |calcular| la muerte de su propia vida.
6 Cuando toda la creación que el SEÑOR creó llegue a su fin y cuando cada persona vaya al gran juicio del SEÑOR, 7 entonces los periodos de tiempo perecerán y no habrá ni años ni meses ni días, las horas no se contarán; 8 pero constituirán una sola era. Y todos los justos, que escaparon del gran juicio del SEÑOR serán reunidos con la gran era. Y ‹la era› al mismo tiempo se unirá con los justos, y ellos serán eternos. 9 Y entre ellos no habrá cansancio, ni sufrimiento, ni aflicción, no habrá expectativa de violencia ni dolor de la noche o tinieblas. 10 Pero tendrán una gran luz para la eternidad, ‹y› un muro indestructible y tendrá un gran paraíso, el refugio de una residencia eterna. 11* Cuán felices son los justos que escaparán del gran juicio del SEÑOR, pues sus rostros brillarán como el sol. (2 Libro de Enoc 64-65 – siglo a.C.)
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