El poder y el peligro del incienso
Por Dr. Yeshaya Gruber
El rey Uzías o Azarías de Judá (reinó ca. 785-734 a.C.) obtuvo extraordinario éxito en la guerra, el comercio, la diplomacia, la agricultura y la ingeniería. Sus dos nombres (עזיה; Uzías) y (עזריה; Azarías) significan algo como «Yah [=el Dios Supremo YHVH] es fuerza» y «Yah ayuda». La narrativa bíblica conecta estos significados con los eventos históricos de su reinado: «Y Dios lo ayudó… fue ayudado en forma prodigiosa hasta que se hizo muy fuerte» (2 Crónicas 26:7,15). Los anales del Emperador neoasirio Tiglath-Pileser III (reinó del 745-727 a.C.) mencionan a «Azriau de la tierra de Iaudai» como la cabeza de una coalición militar opuesta.
Sin embargo, el Rey Uzías sufrió una caída dramática generada por algo que no se conecta normalmente al poder político: incienso. La narrativa bíblica continúa: «Pero cuando se había vuelto fuerte, su corazón se elevó al punto de la destrucción; y actuó de forma desleal contra YHVH su Dios y entró a la corte de YHVH para quemar incienso sobre el altar del incienso» (2 Crónicas 26:16). Cuando el rey se negó a retirarse después de ser confrontado por los trabajadores del Templo («sacerdotes»), Dios inmediatamente lo hirió con «lepra» (la cual puede referirse a una variedad de enfermedades de la piel). Esto lo convirtió en «un marginado de la casa de YHVH» (2 Crónicas 26:17-21; comparar Levítico 13-14).
¿Por qué fue un crimen tan serio que el rey Uzías tratara de ofrecer incienso a Dios? ¿Y por qué lo deseaba tanto hasta el punto de «ponerse furioso» (versículo 19) cuando se le opusieron?
El sistema de reinado en el antiguo Israel/Judá incluía lo que ahora llamamos «separación de poderes». La «constitución» de Israel como se define en la Torá (Instrucción-Ley de Dios) y en los decretos posteriores, proporcionó dominios separados de actividad para reyes, profetas, sacerdotes (y levitas), jueces (y ancianos), y para el pueblo como un todo. Lo que estaba permitido al rey no estaba permitido a todos, lo que estaba ordenado a los sacerdotes, estaba prohibido a otros. Incluso el rey estaba sujeto a la constitución, de hecho, él estaba obligado a escribir su propia copia de la Torá para estudiarla y seguirla cuidadosamente (Deuteronomio 17:18-20).
Al entrar a la corte del Templo para quemar incienso, el Rey Uzías estaba intentando ponerse por encima de la Ley y tomar poder y autoridad para él mismo de forma «extra-constitucional». Al resistir este golpe, los trabajadores del Templo estaban defendiendo la regulación que indicaba que solo los hijos de Aarón podían quemar incienso legalmente en el altar de incienso (ver Éxodo 30:1-9, Números 3:10, comparar Números 16, Hebreos 5:4).
La historia del Rey Uzías es paralela a los famosos casos de David y Salomón. Después de experimentar un éxito extraordinario como resultado del favor divino, estos reyes también cometieron crímenes contra YHVH (ver 2 Samuel 12:7-12, 1 Reyes 11:1-14). Además, la arrogancia en el corazón de Uzías puede compararse a la ambición y el orgullo del «Lucero de la Mañana» que buscó elevarse al nivel de Dios (Isaías 14:12-15). De forma similar, a finales del periodo del Segundo Templo el libro de Judá/Judas describió el castigo de los seres espirituales «que no se quedaron en su propio dominio» (Judas 1:6). ¡Siempre es mejor revisar la constitución antes de quemar incienso!
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