La parábola de las semillas
Por Dr. Noel Rabinowitz
En Mateo 13, Yeshua cuenta la historia sobre un sembrador que siembra semillas en diferentes suelos. Este texto es un (מָשָׁל; mashál), «una parábola». Aunque no es fácil de observar en la mayoría de traducciones, Jesús intencionalmente «mezcla sus metáforas» en la «parábola de las semillas» (Mateo 13:3-9). Como la interpretación de Jesús de la parábola deja en claro (Mateo 13:18-23), la historia ilustra varias reacciones individuales a la Palabra de Dios. Pero aquí es donde las cosas se vuelven complicadas. Cuando Jesús cuenta la parábola, compara la siembra de la semilla con la Palabra de Dios. Sin embargo, cuando Jesús interpreta la parábola, compara la siembra de la semilla con las personas.
El versículo 19 nos introduce a esta metáfora de doble función. Jesús explica que el primer ejemplo se refiere a una persona que «escucha la Palabra pero no la entiende». Jesús caracteriza la Palabra con el reino como «lo que ha sembrado en su corazón (el de la persona)». Al final del versículo, sin embargo, aplica la metáfora de la semilla directamente al individuo, «este es uno que fue sembrado a lo largo del camino».
¿Por qué Jesús emplea la imagen de la semilla para describir, tanto «la siembra de la Palabra de Dios», como la «siembra del pueblo de Dios»? Israel fue una sociedad agrícola, y la palabra (זֶרַע; zéra), «semilla» funcionó como una importante metáfora dentro del mundo del judaísmo del Segundo Templo. Normalmente se utilizó para distinguir entre «los elegidos» y «los no elegidos» dentro de Israel.
También vemos esta «teología de la semilla» en I de Enoc 84:6 (una obra no canónica probablemente escrita entre 100-300 a.C.) donde Enoc le pide a Dios preservar un remanente justo: «…la carne de justicia y rectitud, establécela como una planta de semilla eterna…». También encontramos una «parábola de la semilla» en 2 de Esdras 8:41: «Así como el agricultor siembra muchas semillas en el suelo…, y sin embargo, no todos los que han sido sembrados surgirán en la temporada debida… así tampoco serán salvos aquellos que han sido sembrados en el mundo».
La parábola de las semillas revela que la metáfora considerada, fue, de hecho, ampliamente conocida y, probablemente, una forma judía aceptada para hablar sobre la fe y la fidelidad de la alianza del pueblo de Dios.
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