¿La vacunación es la marca de la bestia?
Por Dr. Nicholas J. Schaser
En tiempos de crisis la Biblia brinda consuelo y claridad a millones de personas en todo el mundo. Mientras enfrentamos las dificultades e incertidumbres de una pandemia mundial, las Escrituras son un recordatorio de las pruebas pasadas y la esperanza futura. Sin embargo, muchos lectores utilizan el texto bíblico como una especie de bola de cristal que ofrece alusiones encriptadas a los problemas actuales. Recientemente algunos han leído la «marca de la bestia» de Apocalipsis como una referencia codificada a las vacunas contra el Covid. Las manifestaciones públicas contra las vacunas han incluido pancartas que reflejan el rechazo de los manifestantes a «tomar la marca de la bestia». Pero esta comprensión de Apocalipsis quita la marca de su contexto histórico y fuerza una suposición moderna sobre una idea antigua. El significado judío original de la marca no tiene nada que ver con recibir vacunas. En cambio, que una persona tome la marca de la bestia es una forma simbólica de decir que ha abandonado los mandamientos de Dios.
Apocalipsis prevé un tiempo cuando una bestia se levantará y hará que «tanto pequeño como grande, tanto rico como pobre, tanto libre como esclavo, sean marcados en la mano derecha o en la frente, para que nadie pueda comprar o vender a menos que tenga la marca» (Apocalipsis 13:16-17). Ciertos círculos de creyentes en la Biblia han equiparado estas palabras con el lanzamiento de las vacunas contra el Covid; recibir la vacuna equivale a estar «marcado» con la mancha bestial. Incluso en una lectura superficial de Apocalipsis, esta ecuación es dudosa. Las agujas de las vacunas se colocan en los brazos, no en las manos ni en la frente, y rechazar una vacuna no elimina la capacidad para transportar, hacer trueques o intercambiar: las transacciones económicas en línea no requieren tarjetas de vacunación. Comprender el significado real de la marca de la bestia depende de una exégesis cuidadosa, no de los acontecimientos actuales.
Cuando los intérpretes consultan las páginas de las Escrituras, en lugar de las noticias de primera plana, la connotación bíblica de la marca se vuelve más clara. Apocalipsis describe la marca que se coloca en «la mano derecha o en la frente» (Apocalipsis 13:16), que hace eco de la descripción de los mandamientos de Dios en la Torá: «Las atarás como una señal en tu mano, y serán como frontales entre tus ojos» (Deuteronomio 6:8; consultar Deuteronomio 11:18). Con base en este versículo, los judíos posteriores colocaron (תפלין; tefilín) —pequeñas cajas que contenían textos bíblicos— en sus manos y frentes. En el Nuevo Testamento griego, los tefilín se llaman (φυλακτήρια; filacterias; Mateo 23:5), y los judíos observantes usan estos adornos rituales durante la oración hasta el día de hoy. Así, desde una perspectiva judía, es inmediatamente claro que la «marca de la bestia» toma el lugar de los mandamientos divinos; aceptar esta marca es rechazar la voluntad de Dios. Una vacuna no tiene ninguna relación con la capacidad de uno para seguir los mandatos bíblicos.
Apocalipsis también invoca imágenes de Ezequiel. Antes del exilio en Babilonia, el Señor ordena:«Pasen en medio de la ciudad, en medio de Jerusalén, y pongan una señal en la frente (תועל-מצחות; táv ál-mitzjót) del pueblo que gime y se lamenta por todas las abominaciones que en ella se cometen» (Ezequiel 9:4). Esta «marca» (תו; táv) salva a todos los que la usan de la fuerza destructiva de Babilonia (Ezequiel 9:6). Apocalipsis invierte el escenario profético. En lugar de que las personas reciban una marca en la frente para salvación, Juan imagina que las personas serán marcadas para la destrucción. Los que están marcados en Ezequiel representan al remanente justo de Israel que se ha mantenido fiel a Dios y ha respetado los mandamientos celestiales; aquellos marcados en Apocalipsis eligen ponerse del lado de la bestia en lugar del Señor.
El evento en Ezequiel tiene su precedente en Éxodo. Al describir el significado de la Pascua, Moisés le dice a su pueblo: «Ese día le dirás a tu hijo: “Es por lo que el Señor hizo por mí cuando salí de Egipto”. Y será para ti como una señal en tu mano (ידך; yadejá) y como recordatorio entre tus ojos, para que la enseñanza del Señor (תורה; torá) esté en tu boca» (Éxodo 13:9). Como en Ezequiel, aquellos a quienes Dios salva llevan la marca divina. Más adelante en el mismo capítulo de Éxodo, Moisés le dice al pueblo que consagre a su primogénito a Dios, y la razón de esta práctica es un recuerdo de la salvación de Israel. «Porque cuando Faraón se negó obstinadamente a dejarnos ir», dice Moisés, «el Señor mató a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, tanto los primogénitos de los hombres como los primogénitos de los animales… pero a todos los primogénitos de mis hijos los redimo. Será como una señal en nuestra mano y en nuestros frontales entre nuestros ojos, porque con mano fuerte el Señor nos sacó de Egipto» (13:15-16). La marca del Señor significa salvación de la muerte y la destrucción, y Apocalipsis presenta el inverso negativo para aquellos que toman la marca de la bestia.
La «bestia» (θηρίον; therion) que Juan ve está asociada con Roma, a la que Apocalipsis llama «Babilonia». El texto continúa describiendo la caída del Imperio romano y, por extensión, de todos los que han recibido la marca de la bestia: «Caída, caída es Babilonia la grande… Si alguno adora a la bestia y a su imagen y recibe una marca en la frente o en la mano, también beberá del vino de la ira de Dios» (Apocalipsis 14,8-10; consultar Apocalipsis 18,2). Mientras que los que se ponen del lado de Roma se encuentran con la destrucción, los que se mantienen fieles a Dios disfrutan de la vida eterna: «Los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y no habían recibido la marca en sus frentes ni en sus manos… vivieron y reinaron con Cristo por mil años» (Apocalipsis 20:4).
Francamente, la noción de que la «marca de la bestia» es una vacuna contra el Covid se burla del mensaje bíblico. Si la marca bestial fuera una inyección en el brazo, significaría que cualquiera que decidiera protegerse de una pandemia mortal se perdería la vida eterna. Las tarjetas de vacunación no impedirán la entrada al reino de los cielos. En lugar de preocuparse porque sus nombres estén archivados en un sitio de vacunación, los cristianos deben concentrarse en tener sus nombres «escritos en el libro de la vida del Cordero» (Apocalipsis 21:27).
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