Nos quejamos contra ustedes, saduceos
Por Pinchas Shir
A continuación presento un fragmento de un texto judío rabínico del siglo III d.C., llamado Mishná (repetición). En este volumen, los antiguos rabinos repiten las cosas que habían sido enseñadas por generaciones sucesivas, y este versículo se refiere a la disputa teológica existente entre saduceos y fariseos. Tomando en cuenta lo poco que el Nuevo Testamento enseña explícitamente sobre estos grupos, la Mishná ofrece algunos antecedentes valiosos.
«Los saduceos dicen: nos quejamos contra ustedes, fariseos, porque ustedes dicen que las Sagradas Escrituras contaminan las manos, pero los libros de Homero no contaminan las manos. Rabban Yohanan ben Zakkai dijo: “¿Solo eso tenemos en contra de los fariseos? He aquí, ellos dicen que los huesos de un burro están limpios, pero los huesos de Yohanan, el Sumo Sacerdote, son impuros”. Le dijeron los fariseos: “el afecto que se siente por los huesos es igual a su impureza, para que nadie haga cucharas con los huesos de su padre o madre”. Él les dijo: “así también, el afecto que se siente por las Sagradas Escrituras es igual a su impureza. No son preciosos los libros de Homero, por lo tanto no contaminan las manos”.
Los Saduceos dicen: “nos quejamos contra ustedes, fariseos, pues declaran que un flujo ininterrumpido de líquido está limpio”. Los fariseos dicen: “¿acaso nos quejamos contra ustedes, saduceos, porque declaran que una corriente de agua que fluye de un cementerio está limpia?”. Los saduceos dicen: “nos quejamos contra ustedes, fariseos, que ustedes dicen que mi buey o mi burro que ha provocado algún daño es responsable, pero mi esclavo, hombre o mujer, que ha provocado algún daño no es responsable. Ahora, si en el caso de que mi buey o mi burro (de los cuales no soy responsable), no cumplan con los deberes religiosos, soy responsable de sus daños, en el caso de que mi esclavo, hombre o mujer, de quien soy responsable, cumplan con los deberes religiosos, ¿cuánto más seré responsable de sus daños?” Los fariseos les dijeron: “No si discutes sobre mi buey o sobre mi burro que no tienen entendimiento, pero, ¿puedes deducir lo mismo de un hombre o una mujer esclavos que tienen entendimiento? Entonces, si hiciera enojar a cualquiera de ellos, y fueran a quemar el acopio de otra persona, ¿yo tendría que restituirlo?”» (Mishná, Yadaim 4:6-7).
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