¿Para Dios qué significa ser «espíritu»?
Por Dr. Nicholas J. Schaser
Cuando Jesús habla a la mujer samaritana, le dice que «Dios es espíritu» (Juan 4:24; πνεῦμα ὁθεός; pneuma ho theós). Para algunos la frase denota que Dios es un ser etéreo que no está delimitado espacialmente; en otras palabras, que Dios no tien forma corporal. Sin embargo, la Biblia a menudo describe a los espíritus como encarnados, y el propio Evangelio de Juan presenta a Dios como «espíritu» (πνεῦμα; pneuma) y como si tuviera algún tipo de cuerpo. Cuando Yeshua dice que «Dios es espíritu», no argumenta contra la encarnación divina. En su lugar, para Dios ser «espíritu» significa que el Señor no está hecho de carne y sangre como los humanos, ni Dios está unido por nuestro mundo físico.
Para ayudar a entender lo que Jesús quiere decir con «Dios es espíritu» (Juan 4:24), el mejor lugar para ir es regresar al comienzo del Evangelio de Juan. En el prólogo de Juan (Juan 1:1-18), el evangelista afirma que Dios (1) tiene una clase de «cuerpo» y (2) que el cuerpo no es físico en el sentido terrenal —es decir, la forma corporal de Dios no es de carne y sangre—. En esta segunda afirmación, el Evangelio aclara que Dios no está hecho de materiales humanos. Juan dice que cada uno que recibe la Palabra de Dios se vuelve «hijo de Dios, que fue nacido, no de sangre (αἱμάτων; haimáton) ni de la voluntad de la carne (σαρκὸς; sarkòs) ni de la voluntad humana (ἀνδρὸς; andròs), sino de Dios» (Juan 1:12-13). Estos versículos resaltan el hecho de que Dios no está hecho de «sangre» o «carne», ni Dios es «humano»; según Juan, el Padre existe y opera más allá del reino terrenal.
Al mismo tiempo, Juan también observa que Dios existe en una forma terrenal que no es como la nuestra. El puro final del prólogo declara que «ninguno ha visto a Dios», pero que la Palabra única en su tipo, «que está en el seno del Padre (κόλπος; kólpos), lo ha dado a conocer» (Juan 1:18). La palabra griega traducida como «seno» (a veces traducida como «lado») literalmente describe el pecho de Dios o la parte del cuerpo entre los brazos. La descripción de Lucas de Lázaro en el más allá nos puede ayudar a dar sentido de cómo Dios puede ser «espíritu» y tener un «cuerpo». Cuando Lázaro muere, Jesús dice que él es «llevado por los ángeles al seno (κόλπος; kólpos) de Abraham» (Lucas 16:22). Por supuesto, desde que Lázaro se encuentra con Abraham en el más allá, el seno del patriarca ya no está hecho de carne y sangre —su cuerpo físico permanece en la tumba—. Sin embargo, Abraham (y Lázaro, para el caso) todavía está muy encarnado en el más allá —en lo que podríamos llamar «cuerpo espiritual»— (1 Corintios 15:42-44). De una manera similar, Dios tiene un cuerpo terrenal, pero el cuerpo divino está hecho de «espíritu» en lugar de «carne». El Cuarto Evangelio muestra que Dios puede ser «espíritu» y estar encarnado en el cielo.
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