Restaurando a los tres mil
Por Dr. Nicholas J. Schaser
La llegada del Espíritu Santo a Pentecostés —el nombre griego para Shavuót (שׁבועות)— la Festividad Judía de las Semanas empodera a los seguidores de Jesús en continuar su misión del Mesías. La manera en que Hechos presenta Pentecostés hace eco de la entrega de la Torá en el Sinaí, y muestra cómo Dios reclama a aquellos de Israel que han estado perdidos después del pecado del becerro de oro. El advenimiento del Espíritu arregla el problema que ocurrió en el desierto, y resalta el deseo divino de sanar y restaurar al pueblo judío.
Según la tradición judaica, Shavuót conmemora el regalo de la Torá a través de Moisés. Hechos refleja esta relación entre Pentecostés y el Sinaí al utilizar un lenguaje que recuerda los eventos de Éxodo. Por ejemplo, con referencia a los creyentes de Pentecostés, Lucas dice que «lenguas de fuego (πῦρ; pur) les aparecieron» (Hechos 2:3). De manera similar, Éxodo observa que el Señor «descendió en el [Monte Sinaí] en fuego (πῦρ; pur)» (Hechos 19:18 LXX). Más aún, así como el descenso divino en el Sinaí es acompañado por el «sonido» (φωνή; foné) de trueno y trompeta (Éxodo 19:16-19 LXX), el «sonido (φωνή; foné) de un viento fuerte acompaña la llegada del Espíritu (Hechos 2:6). En la medida en que Dios desciende en fuego y sonido en el desierto, y el Espíritu de Dios desciende en fuego y sonido en Pentecostés, Lucas presenta la llegada del Espíritu Santo recapitulando la entrega de la Torá en el Sinaí.
Poco después en que Moisés recibe la Torá, sin embargo, los israelitas se rebelan contra Dios al construir el becerro de oro. La traducción judío griega de Éxodo 32 utiliza el lenguaje para describir esta rebelión que Lucas reutiliza en el relato de Pentecostés. Respondiendo a la idolatría de Israel: «Todos los levitas se reunieron (συνέρχομαι; synérchomai)» alrededor de Moisés antes de matar a un número de personas (Éxodo 32:26). Lucas también describe la reunión del pueblo judío, no como un precursor de la muerte, sino como una nueva vida en el Espíritu: «Y con este sonido [del Espíritu] la multitud se reunió (συνέρχομαι; synérchomai)» (Hechos 2:6). Entonces, Hechos reutiliza el lenguaje de Éxodo para aludir a la restauración venidera con el derramamiento del Espíritu.
Después de que los levitas cumplen su deber destructivo, el hebreo nota: «que ese día alrededor de tres mil (ביום ההוא כשׁלשׁת אלפי; bayóm hahú kishloshét alféi) hombres del pueblo cayeron» (Éxodo 32:28). Lucas se basa en esta frase hebrea en la descripción de la obra salvadora del Espíritu entre el pueblo judío: «Aquellos que recibieron la palabra [de Pedro] fueron bautizados, y ese día fueron añadidos alrededor de tres mil (ἡμέρᾳ ἐκείνῃ… ὡσεὶ τρισχίλιαι; heméra ekeíne… hoseì trischíliai) vidas» (Hechos 2:41). Mientras que el incidente del becerro de oro terminó con la pérdida de tres mil, el Espíritu Santo asegura que los tres mil que estuvieron perdidos son reclamados en Pentecostés. El Espíritu de Dios promulga una restauración inicial del pueblo elegido como un anticipo de la salvación que va de Jerusalén hasta el final de la tierra.
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