¡Ten cuidado!: Lecciones sobre salud en la Torá
Por Dr. Nicholas J. Schaser
En tiempos de incertidumbre física, social y médica, podemos tomar pasos para protegernos y promover la recuperación. En el presente, estos pasos incluyen lavado de manos, distanciamiento social y permanecer en casa. Los antiguos israelitas también tuvieron formas de diagnosticar y remediar enfermedades, y ellos incluso practicaron distanciamiento social para asegurar la salud colectiva. Para la enfermedad de la piel conocida como (צרעת; tzara’át), los sacerdotes examinarían al paciente para determinar el proceso de sanidad correcto (ver Levítico 13-14). Mientras las prescripciones en Levítico son para el bien del cuerpo, Deuteronomio relaciona el tzara’át con el principio de poner la mente en el Señor. De esta manera la Torá resalta la necesidad de cuidar nuestra salud espiritual junto a nuestro bienestar físico; meditar en las Escrituras y recordar a Dios ayudan al espíritu, así como el propio cuidado médico ayuda al cuerpo.
Según Levítico, la enfermedad de la piel (צרעת; tzara’át) exigía revisión sacerdotal. Si una mancha en la piel «se ha vuelto blanca y la enfermedad parece ser más profunda que la piel del cuerpo, este es un caso de tzara’át» (Levítico 13:3). Aquellos que presentan síntomas posibles de tzara’át son aislados, a veces por un período de 14 días: «si la mancha es blanca… pero parece no más profunda que la piel… el sacerdote encierra a la persona infectada por siete días… Y si la enfermedad no se ha propagado en la piel, entonces el sacerdote debe encerrar [a la persona] por otros siete días» (Levítico 13:4-5). En el antiguo Israel, las personas conocían el valor de la separación personal para el bien de la seguridad sanitaria. Levítico preserva un precedente divino para el tipo de distanciamiento social que podemos, y debemos, practicar hoy.
Deuteronomio también resalta la importancia de seguir las instrucciones de tzara’át: «Ten cuidado (השׁמר; hishámer) en caso de tzara’át, que observas diligentemente (לשׁמר מאד; lishmór meód), y haz de acuerdo a todo lo que los sacerdotes levíticos te indiquen» (Levítico 24:8). Las palabras hebreas para «ten cuidado» y «observa» vienen de (שׁמר ; shamár), que significan «guardar» o «proteger». El cargo de «ten cuidado» (השׁמר; hishámer) en este versículo es el último de 10 casos en Deuteronomio —la mayoría de los cuales le recuerdan a los lectores «tener cuidado» en su relación con Dios—. Por ejemplo, en Deuteronomio 6:12 se lee: «Ten cuidado (השׁמר) de no olvidar al Señor quien te sacó de la tierra de Egipto». Moisés también le dice a su pueblo que «tengan cuidado» de preservar su conocimiento de la Torá: «Tengan cuidado (השׁמר) de no olvidar el pacto del Señor tu Dios… al no guardar sus mandamientos» (Levítico 4:23; 8:11). La responsabilidad de «tener cuidado» también se extiende a los vecinos: «Ten cuidado (השׁמר) de no olvidar al levita… [o] a tu pobre hermano» (Levítico 12:19; 15:9). Finalmente, al final de todas estas declaraciones sobre «tener cuidado» en nuestras relaciones con Dios y con los otros —los lazos que Jesús pone en el puro corazón de la Torá— (ver Mateo 22:36-40; Marcos 12:28-32; consultar Deuteronomio 6:5; Levítico 19:18) Deuteronomio expresa «tener cuidado» con enfermedades de la piel (Mateo 24:8). Entonces la Torá utiliza el mandato de «tener cuidado» para conectar prácticas espirituales (como el estudio de las Escrituras y el recordar a Dios y al vecino) con principios de salud corporal, y por lo tanto, subraya la importancia tanto del cuidado físico como teológico.
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