Tener un espíritu saludable: El positivismo de Proverbios
Por Dr. Nicholas J. Schaser
En este tiempo de inestabilidad, algunas medidas —como el distanciamiento social y el quedarse en casa— pueden proteger nuestra salud física. Al mismo tiempo, nuestro bienestar espiritual y mental también es muy importante. Las Escrituras afirman que un espíritu fuerte proporciona estabilidad interna en medio de la debilidad física y una mentalidad positiva proporciona alegría en tiempos difíciles. Según Proverbios, todo el mundo tiene aliento de vida dado por Dios, el cual ilumina la relación divino-humano y llena a cada persona con el brillo de la salud espiritual. Junto a una preocupación de bienestar físico, la Biblia resalta la importancia de tener un espíritu saludable.
Proverbios le recuerda a los lectores que la salud interna es un componente importante para la condición general de alguien. Un Proverbio indica: «Un corazón alegre (לב שׂמח; lév saméaj) es buena medicina, pero un espíritu afligido (רוח; ruáj) seca los huesos» (Proverbios 17:22). En el pensamiento hebreo, el corazón (לב; lév) es el asiento del intelecto y el pensamiento; entonces, un corazón feliz es el equivalente a una mentalidad alegre o a un estado emocional saludable. Un corazón de alegría asegura un espíritu intacto: «Un corazón alegre crea un rostro bueno, pero por la pena del corazón el espíritu (רוח; ruáj) es afligido» (Proverbios 15:13). Los pensamientos positivos o loables guían a la firmeza espiritual, que puede ser una fuerza nutritiva a través de la dificultad externa (consultar Filipenses 4:8). De hecho, Proverbios dice que el espíritu (רוח; ruáj) de una persona soportará la enfemedad (מחלה; mahalé), pero un espíritu afligido, ¿quién puede soportarlo? (Proverbios 18:14). Para ser claros, este Proverbio no afirma que un espíritu fuerte previene la enfermedad física, pero afirma que el espíritu es un motor de resistencia que puede ayudarnos a resistir la adversidad.
Junto a la palabra hebrea (רוח; ruáj), otro término para espíritu es (נשׁמה ; neshamá). Génesis llama a este espíritu dado por Dios el «aliento de vida» (נשׁמת חי; nishmát jái) que anima a la humanidad y define nuestra personalidad (Génesis 2:7). Proverbios hace eco de este entendimiento, diciendo: «El espíritu (נשׁמה ; neshamá) de la humanidad es la lámpara del Señor que busca todas las partes interiores» (Génesis 20:27). La salud del espíritu crea una luminiscencia interna que ahonda la relación humana-divina. Jesús retoma el punto de Proverbios cuando proclama: «El ojo es la lámpara del cuerpo, así que si tu ojo es saludable, todo tu cuerpo estará lleno de luz» (Mateo 6:22). Al elaborar esta idea, añade: «Luego si todo tu cuerpo está lleno de luz… será totalmente brillante, como cuando una lámpara te da luz con sus rayos» (Lucas 11:36). Al igual que debemos priorizar nuestra propia salud física y la de nuestros vecinos, también podemos cultivar espíritus que iluminan las sombras de la vida y sirven como faros de ánimo divino.
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