¿Cuándo fue glorificado Dios?
Por Dr. Nicholas J. Schaser
El Evangelio de Juan registra un breve diálogo entre Jesús y su Padre en el que Yeshúa proclama: «Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo [que decía]: “Lo he glorificado y lo volveré a glorificar”» (Juan 12:28). Cuando Dios afirma que el nombre divino será glorificado nuevamente, se refiere a la próxima muerte de Jesús en la cruz, que «quitará el pecado del mundo» (Juan 1:29). Sin embargo, hablando de lo que ya se ha hecho antes de la encarnación, el Padre declara: «Yo lo he glorificado». ¿Cómo y cuándo glorificó Dios el nombre divino antes de la muerte de Jesús? Se puede argumentar que la primera glorificación vino después de la muerte de los hijos de Aarón, Nadav y Avihu.
En una famosa pero misteriosa historia de Levítico, los hijos sacerdotales de Aarón ofrecen «fuego extraño» (אש זרה; eísh zará) que Dios no había ordenado (Levítico 10:1). Como resultado de este acto no autorizado, «salió fuego del Señor y los consumió, y murieron delante del Señor» (Levítico 10:2). Después de que Nadav y Avihu perecen, Moisés le habla a Aarón y le dice: «Esto es lo que ha dicho el Señor: “Entre los que están cerca de mí seré santificado, y delante de todo el pueblo seré glorificado (אכבד; ekavéd)”» (Levítico 10:3). La traducción griega de las Escrituras hebreas usa la misma palabra para «glorificado» (δοξάζω; doxāzo) que Juan usa para decir que Dios ha «glorificado» el nombre divino. Dado que la declaración celestial de glorificación en tiempo pasado se produce inmediatamente después de que Jesús insinúa que cuando «muera» será «glorificado» (Juan 12:23-24), tiene sentido que Dios se refiera a la muerte de Nadav y Avihu como el caso anterior de gloria.
En los textos judíos escritos después del Evangelio de Juan, Nadav y Avihu son percibidos como personas justas cuyas muertes dieron gloria a Dios. La base bíblica para que los hijos de Aarón estén en buena posición ante el Señor aparece cuando Dios llama a «Moisés y a Aarón, a Nadav y a Avihu, y a setenta ancianos» al Monte Sinaí donde «vieron al Dios de Israel» (Éxodo 24:1, 9-10). La interpretación rabínica temprana afirma que los hijos de Aarón fueron exaltados por encima de Moisés y Aarón porque Dios pensó en santificar la Tienda de Reunión a través de sus muertes. Moisés le dice a Aarón: «Encontramos ahora que tus dos hijos son mayores que nosotros dos, puesto que la casa [de Dios] fue santificada a través de ellos» (Sifra, Shemini 23). Según este Midrásh temprano, Nadav y Avihu sirven como conductos de la santificación divina en sus muertes.
El Talmúd de Jerusalén, ligeramente posterior, pregunta por qué las muertes de Nadav y Avihu se mencionan justo antes de los mandamientos de Yóm Kipúr, el Día de la Expiación (ver Levítico 16:1). Esta conexión, dicen los rabinos, es para enseñar que «así como el Día de la Expiación expía, así expía la muerte de los justos» (y. Yoma 2a). Esta presentación de las muertes de Nadav y Avihu como expiación por el pecado es muy similar a la idea joánica de que la muerte del justo Jesús quita el pecado del mundo. Estos paralelos entre Jesús y los hijos de Aarón en la tradición judía sugieren que el Evangelio de Juan puede haber sido un testimonio temprano de la noción de que Dios primero fue «glorificado» a través de las muertes de Nadav y Avihu. Yeshúa sigue el precedente levítico cuando trae gloria al nombre divino a través de su propia muerte expiatoria en la cruz.
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