Dividiendo a Adán
Por Dr. Nicholas J. Schaser
En un artículo anterior aprendimos que Dios corta a Adán por la mitad y usa todo su lado para crear a la mujer. Pero, ¿cómo dividió Dios a Adán sin matarlo? Asumiendo la supervivencia de Adán, ¿conservó solo la mitad de su cuerpo después de la llegada de Eva?
Según Génesis, «…El Señor Dios provocó un sueño profundo sobre el hombre, y mientras dormía, tomó uno de sus lados» (Génesis 2:21). Para los lectores modernos, el «sueño profundo» de Adán (תרדמה; tardemá) connota el sueño de un paciente de hospital a través de la anestesia. Sin embargo, la práctica de la anestesiología era desconocida en el antiguo Israel; en Génesis no se tenía en mente a la medicina moderna. En lugar de un sueño físico, el tardemá denota un trance visionario. Más tarde en Génesis cuando «la Palabra del Señor vino a Abram en una visión...un sueño profundo (tardemá) cayó sobre Abram» (Génesis 15:1,12). En medio de la tardemá de Abram, él se convierte en un testigo del pacto de la promesa incondicional del Dios de Canaán (Génesis 15:13-21).
Al igual que con Abram, cuando Adán entra en un «sueño profundo», en realidad entra en un trance visionario. De hecho, la antigua versión griega de la Biblia hebrea, la Septuaginta, traduce tardemá con (ἔκστασις; ekstasis) —literalmente «fuera de uno mismo»— (consultar la palabra «extática»). El traductor judío-griego de la Septuaginta entendió la tardemá hebrea para indicar que Adán salió de un trance y tuvo una visión de su cuerpo dividido en dos partes iguales. En lugar de dividir físicamente a Adán, Dios le proporciona una visión para mostrarle el significado de la relación que tendrá con su esposa: una asociación totalmente igualitaria con una persona que constituye su «otra mitad».
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