¿El lamento de Job es de Génesis?
Cuando Adán es expulsado del Jardín del Edén y apartado del Árbol de la Vida, su castigo final es la muerte. Como dice Pablo, hablando de Adán, «el pecado entró al mundo por un hombre y por el pecado la muerte» (Romanos 5:12). Sin embargo, mientras que Adán es castigado con la muerte, Job lamenta lo que él ve como el castigo de la vida y recurre al relato de la creación en Génesis para demostrar su punto.
En el lamento inicial de Job, maldice el día en que nació, diciendo: «Perezca el día en que yo nací, y la noche en que se dijo: “Varón es concebido”. Sea aquel día oscuro, (חשק; jóshek); que Dios no lo busque ni lo ilumine, (אור; ór). Oscurézcanse las estrellas de su alba; espere luz y no venga» (Job 3:3-4, 9). La retórica de Job recuerda el primer día de la creación, cuando reinaba la oscuridad (חשק; jóshek) antes de que Dios dijera: «Hágase la luz (אור; ór)» (Génesis 1:2). La queja de Job invierte el acto creador de Dios en el primer día: mientras que el Señor hace brillar la luz vivificante el primer día, ¡Job pide que su propia vida haya terminado el primer día!
Job continúa subvirtiendo Génesis cuando recuerda la creación de Adán. Según Génesis: «Dios formó al ser humano del polvo (עפר; afár)… y sopló en su nariz aliento (נשמה; nishmá) de vida (חיים; hayím)» (Génesis 2:7). Job recuerda este momento creativo en su lamento por la muerte inminente, diciendo: «Recuerda, oh Dios, que mi vida (חיי; hayái) no es más que aliento (o “viento” רוח; rúaj); mis ojos nunca volverán a ver la felicidad... Acuérdate que me moldeaste como al barro. ¿Me convertirás ahora en polvo (עפר; afár) otra vez?» (Job 7:7; 10:9). Como cree que está frente a la muerte, Job recurre a las descripciones bíblicas de la primera vida para resaltar sus dolores hasta la muerte.
Sin embargo, a través del dolor, Job todavía recuerda a Dios como su creador y sustentador. A pesar de su incomodidad, Job se niega a renunciar a su justicia. En cambio, encuentra fuerza al recordar el lenguaje de Génesis. Así como Dios había soplado «aliento» divino (נשמה; nishmá) en las «fosas nasales» (אף; áf) de Adán, Job declara: «Mientras mi aliento (נשמה; nishmá) esté en mí, y el espíritu de Dios esté en mis fosales nasales (אף; áf), mis labios no hablarán falsedad y mi lengua no proferirá engaño…. Retengo mi justicia y no la soltaré» (Job 27:3-4, 6). El justo que sufre utiliza Génesis para resaltar sus dificultades, pero Job también recuerda la creación inicial para afirmar el Espíritu divino dentro de él y para defender la integridad que Dios le ha dado.
You can learn more profound insights (CLICK HERE for more)