El «pecado» según el pensamiento hebreo
Por Dr. Nicholas J. Schaser
Cuando pensamos en el «pecado», podemos imaginar un concepto abstracto que afecta al pecador psicológica, emocional y espiritualmente. Si bien el pecado puede impactarnos de estas maneras, en el pensamiento hebreo, el pecado es una cosa mucho más concreta. Según los antiguos israelitas, el pecado es un peso físico real —una carga pesada que el pecador debe llevar—.
La idea del pecado como una carga que se debe soportar aparece primero cuando Caín asesina a Abel. Después de cometer este crimen contra su hermano, «Caín dijo al Señor: “Mi pecado (עון; avón) es demasiado grande (גדול; gadól) para llevar (נשא; nasá)”» (Génesis 4:13). El pecado se manifestó como una carga pesada sobre los hombros de Caín, y dado que el asesinato de otro ser humano se encuentra entre los más graves de todos los pecados debido a que estamos hechos a imagen de Dios (Génesis 9:6), Caín se queja de que el pecado que se ha adherido a su espalda es demasiado grande y pesado para poder soportarlo.
La comprensión del pecado como una carga, da sentido al ritual del sacrificio de Israel el Día de la Expiación: «Aarón pondrá sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades (עונות; avonót) de Israel... colocándolas sobre la cabeza del macho cabrío vivo... El macho cabrío llevará (נשא; nasá) sobre él mismo todas sus iniquidades (עונות; avonót) a una región estéril» (Levítico 16:21-22). El macho cabrío toma los pecados de Israel sobre sí mismo y físicamente lleva esos pecados lejos del pueblo. Este método de remover el pecado llevándolo lejos presagia a Yeshua llevando nuestros pecados en la cruz: «Él mismo llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia» (1 Pedro 2:24).
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