La oración de Dios y la indignación en el Talmúd
Por Pinchas Shir
A muchas personas les parecería absurda la idea de que Dios ora sin sentido, pero para los antiguos rabinos que escribieron el Talmúd no fue así. Los ateos a menudo discuten con los cristianos, diciendo: «Si Jesús era divino, entonces ¿por qué y a quién hizo oró?» La antigua idea judía de la oración (תְּפִלָּה; tefilá) es más amplia que las oraciones formales que la mayoría de los modernos imaginan entre un adorador y una deidad. Para los rabinos, una oración (תְּפִלָּה; tefilá) es una postura de introspección o de hablar dentro de uno mismo, es decir, no es necesariamente una oración directamente hacia alguien afuera, sino más bien una meditación interna en las palabras y pensamientos de uno. La oración no es un mecanismo que se compone únicamente de acción de gracias, alabanza, peticiones o confesiones; en cambio, es un acto de unión comunitaria y, por lo tanto, Dios se puede unir con otras personas en oración. El texto a continuación está tomado del Talmúd de Babilonia, que se completó aproximadamente en el siglo VI d.C. La vasta colección de escritos judíos contiene antiguas reflexiones de rabinos (desde el siglo II d.C. y antes), acompañado por comentarios de los estudiantes rabínicos de generaciones posteriores (hasta el siglo VI d.C.). Esta discusión talmúdica particular, ofrece una ventana en cómo los judíos antiguos entendían a Dios y la función de la oración.
«Johanan dice en nombre del Rabino José: “¿Cómo sabemos que el Santo, bendito sea, dice oraciones? Porque dice: 'Incluso a ellos los llevaré a Mi Santo Monte, y los alegraré en mi Casa de Oración' (Isaías 56:7). No dice 'su oración', sino 'Mi oración' (תְּפִלָּתִי); por eso [sabes] que el Santo, bendito sea, hace oración. ¿Qué reza?” — El Rabino Zutra ben Tobi dijo en nombre del Rabino: “Que sea Mi voluntad que Mi misericordia reprima Mi ira, y que Mi misericordia prevalezca sobre Mis [otros] atributos, para que pueda tratar a Mis hijos con el atributo de la misericordia y, en su nombre, no llegue al límite de la justicia estricta”.
Se ha enseñado [que] el Rabino Ismael ben Eliseo dijo: “Una vez entré en la parte más interior [del Santuario] para ofrecer incienso y vi a (אַכְתְּרִיאֵל יָהּ; Akathriel Yah), el Señor de los Ejércitos, sentado en un trono alto y exaltado. Me dijo: 'Ismael, hijo mío, ¡bendíceme!' Yo respondí: '¡Que sea Tu voluntad, que Tu misericordia reprima Tu enojo, y que Tu misericordia prevalezca sobre Tus otros atributos, para que puedas tratar con Tus hijos de acuerdo con el atributo de la misericordia y puedas, en su nombre, detenerte antes de llegar al límite de la estricta justicia!' Y me asintió con la cabeza. Aquí aprendemos [incidentalmente] que la bendición de un hombre común no debe considerarse a la ligera ante sus ojos”.
Johanan dijo además en nombre del Rabino José: “¿Cómo sabes que no debemos tratar de aplacar a un hombre en el momento de su ira? Porque está escrito: 'Mi rostro se irá y te haré descansar' (Éxodo 33:14). El Santo, bendito sea, le dijo a Moisés: 'Espera a que mi rostro de ira haya pasado y entonces te haré descansar'. Pero, ¿es entonces la ira un estado de ánimo del Santo, bendito sea? – Sí, porque se ha enseñado: 'Dios está airado todos los días (וְאֵל זֹעֵם בְּכָל־יוֹם)' (Salmo 7:11). ¿Y cuánto dura esta indignación? Un momento. ¿Y cuánto dura un momento? Cincuenta y ocho mil ochocientos ochenta y ocho partes de una hora. Y ninguna criatura ha podido fijar con precisión este momento excepto el malvado Balaam, de quien está escrito: 'Conoce el conocimiento del Altísimo' (Números 24:16). Pero si ni siquiera conocía la mente de su animal, ¿cómo podría entonces conocer la mente del Altísimo? Por tanto, el significado de esto es que sabe enfrentar solamente ese momento en el que el Santo, bendito sea, está enojado. Y eso fue precisamente lo que el profeta le dijo a Israel: 'Pueblo mío, recuerda ahora lo que Balac, rey de Moab aconsejó, y lo que Balaam hijo de Beor le respondió... para que conozcas las obras de justicia del Señor' (Miqueas 6:5)”». (Talmúd de Babilonia, Berajót 7a. Traducción de Soncino con ligeros arreglos).
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