¿Por qué Satanás citó los Salmos?
Por Dr. Nicholas J. Schaser
En Mateo 4:1-11 (//Lucas 4:1-13), el diablo tienta a Jesús en el desierto. El Mesías responde a las tentaciones del diablo con tres referencias a Deuteronomio (consultar Deuteronomio 6:13, 16; 8:3; Mateo 4:4, 7, 10), pero Satanás elige citar el Salmo 91: «Él ordenará a sus ángeles acerca de ti y en sus manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra» (Salmo 91:11-12). Es irónico que Satanás, el gobernante de los demonios, se refiera a este texto en particular ya que el Salmo 91 se entendió casi universalmente en el antiguo mundo judío, como una oración contra las fuerzas demoníacas.
En el hebreo original, el Salmo 91 le recuerda al lector que no debe temer a los enemigos violentos ni a los desastres agrícolas: «No temerás del terror de la noche, ni de la flecha que vuela de día, ni de la pestilencia (דֶבֶר; devér) que anda en tinieblas, ni de la destrucción (יָשׁוּד; yashúd) que hace estragos en medio del día» (Salmo 91:5-6). Cientos de años después de que este Salmo hebreo se escribiera por primera vez, pero también cientos de años antes de Jesús, los judíos que tradujeron estos versículos al griego vieron una referencia a lo demoníaco: «No temerás del terror de la noche, ni de la flecha que vuela de día, ni de la cosa (πράγματος; pragmatos) que anda en tinieblas… ni del demonio (δαιμονίον; daimonion) en medio del día» (Salmo 91:5-6 LXX). A no ser que pensemos que el traductor de la Septuaginta jugó rápido y suelto con el hebreo aquí, el griego en realidad refleja una forma válida de leer el idioma original: dependiendo de qué puntos alternativos en las vocales se agregan a las letras hebreas (estos puntos alternativos en las vocales, o «nikkúd», no se incluyeron en el texto hebreo antiguo que usaron los traductores griegos), las palabras podían leerse «pestilencia» (דֶבֶר; devér) y «destrucción»(שׁוּד; shud) o «cosa» (דָבָר; davár) y «demonio» (שֵׁד; shed): el traductor griego decidió los últimos significados, «cosa» y «demonio».
Luego, cientos de años después de la Septuaginta, los traductores arameos de la Biblia hebrea (alrededor del siglo IV d.C.) siguieron a los judíos griego hablantes y encontraron referencias a los demonios en todo el Salmo 91: «No temerás del terror del demonio (מזיק; mazík) que circula en la noche... ni de la compañía de los demonios (שׁידין; shedín) que destruyen al mediodía... Ningún mal vendrá sobre ti, y ninguna compañía o demonios (מזיקיא; mazikayá) se acercarán a tu tienda, porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos» (Salmos Targum 91:5-6, 10-11). Por lo tanto, la decisión del diablo de citar el Salmo 91 durante la tentación de Jesús es la peor elección posible, ya que los judíos del siglo I sabrían que el Salmo 91 era una oración que los protegía contra los demonios. De todas las posibilidades bíblicas, Satanás elige un versículo que fue hecho para ahuyentarlo. Esta comedia de errores satánicos habría provocado una risa cordial de los lectores originales de Mateo, y muestra que, según el Evangelista, ¡el diablo es un poco tonto!
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