Tiempo judío: El significado de «cuarenta»
De vez en cuando escuchamos de un cristiano bien intencionado que intenta un «ayuno de Jesús», una renuncia de cuarenta días a la comida que recuerda el tiempo en que Jesús pasa en el desierto (consultar Mateo 4:2; Marcos 1:13; Lucas 4:2). Realizar este ayuno a veces conduce a problemas de salud e incluso a la muerte (una búsqueda rápida en Internet revela un sorprendente número de incidentes tan desafortunados). Sin embargo, lo que olvidan estos intentos estrictos de replicación mesiánica es el hecho de que «cuarenta» tiene un significado simbólico específico en el pensamiento judío; el número significa un período de juicio, de modo que la referencia de los Evangelios a cuarenta días es más sobre la naturaleza de las pruebas de Jesús que sobre el tiempo calendárico. Al asignar «cuarenta días» al ayuno de Yeshua, los escritores del Evangelio ubican a su Mesías dentro de una tradición judía numérica que destaca su experiencia como el sujeto del juicio adecuado.
Los cuarenta días de Jesús en el desierto recuerdan los cuarenta años de Israel en el desierto del Sinaí después del éxodo —un tiempo en el que las Escrituras se refiere explícitamente como un período de juicio divino o prueba de la fidelidad de las personas—: «El Señor tu Dios te ha guiado a estos cuarenta (ארבעים; 'arba'ím) años en el desierto, para que pueda humillarte, probarte (נסה; nasá) para saber lo que hay en tu corazón, sea que guardes sus mandamientos o no» (Deuteronomio 8:2). En su diálogo con el diablo, Jesús cita el siguiente versículo en Deuteronomio (Deuteronomio 8:3; consultar Mateo 4:4; Lucas 4:4), que muestra que los cuarenta días de Jesús cumplen el mismo fin que los cuarenta años de los israelitas: Yeshua es «probado» (πειράζω; peirádzo) para ver si guardaría los mandamientos de Dios, y por supuesto que lo hace.
Más allá de los cuarenta años que Israel pasa en el desierto, no toma mucho estudio bíblico para ver que el número cuarenta simboliza el juicio: Dios juzga la tierra con las lluvias del diluvio por «cuarenta días y cuarenta noches» (ארבעים יום וארבעים לילה; ‘arba’ím yóm v’arba’ím láila; consultar Génesis 7:4, 12, 17; 8:6); Moisés, al igual que Jesús, ayuna en el Sinaí durante «cuarenta días y cuarenta noches» cuando recibe los estatutos legales de la Torá (Éxodo 34:28), que sería el estándar para el «juicio justo» (משׁפט צדק; mishpát tzédek; Deuteronomio 16:18); y Débora, el mejor juez en la historia de Israel, trae paz a la tierra por «cuarenta años» (ארבעים שׁנה; ‘arba’ím shaná; Jueces 5:31; consultar 3:11; 8:28). A la luz de este simbolismo numérico, el significado de «cuarenta» es mucho más importante que el número mismo. Por lo tanto, en lugar de probar los límites de nuestros cuerpos con un ayuno literal de cuarenta días, los lectores de la Biblia deben enfocarse en la «prueba» teológica a la que apunta el número cuarenta. Entender cuarenta días/años como un tiempo de «juicio» resalta la razón de las andanzas de Jesús en el desierto y el nivel del éxito de Jesús en seguir a Dios.
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