¿Tres hombres (no tan) sabios?
Por Dr. Nicholas J. Schaser
De acuerdo a las traducciones populares de la historia de la Navidad, tres hombres sabios siguieron la estrella de Belén hacia el pesebre de Jesús. Esta narración cristiana común encontrada en la narrativa del nacimiento de Mateo es imprecisa por más de una razón. En primer lugar, el texto nunca dice cuántos hombres sabios viajaron a Belén, el número tres solo se alinea con la referencia que hace Mateo a los tres tipos de regalos: oro, incienso y mirra (ver Mateo 2:11). En segundo lugar, Mateo no menciona un «pesebre» (ese fue Lucas). Finalmente, mientras la mayoría de las traducciones llaman a estos viajeros del Este «hombres sabios», los lectores originales de Mateo puede que no los hayan considerado como particularmente sabios.
La palabra griega para «hombres sabios» es (magi; μάγοι), un extranjerismo persa usado para describir a los astrólogos que pudieron ser sacerdotes zoroastrianos. Que estos turistas paganos pasaran a Jerusalén y preguntaran sobre el lugar del recién nacido «Rey de los Judíos» —en especial si Herodes todavía reinaba como rey de Judea (! ¡)— no fue un movimiento geo-político inteligente. Además, estos llamados hombres sabios, estuvieron de acuerdo en reunirse con Herodes después de que descubriera su misión mesiánica y confiaron ciegamente en sus mentiras sobre querer adorar a este rey recién nacido (ver Mateo 2:7-9). Cuando los hombres son advertidos en un sueño de no regresar con Herodes, el rey se da cuenta que ha sido «burlado»(ἐνεπαίχθη) —la misma palabra utilizada para describir que se «burlaron» de Jesús como «rey de los judíos»— (consultar Mateo 20:19, 27:29, 31, 41). Cuando los hombres de intelecto cuestionable engañaron a Herodes, Mateo presenta a Herodes como una persona lenta para entender lo sucedido.
De acuerdo a Filón de Alejandría, un filósofo judío del siglo I y contemporáneo de Jesús, Balaam el vidente fue un magos (μάγος; la forma singular de magi) y él es una de las personas menos inteligentes en todas las Escrituras (ver el libro La Vida de Moisés de Filón 1.264). Mientras Balaam monta su burro camino a maldecir a los israelitas (ver Números 22:22-35), Dios envía un ángel que solo el burro puede ver. Cuando Balaam empieza a golpear al burro por negarse a moverse, el burro le habla y de forma calmada le explica la irracionalidad de su comportamiento, y el ángel confirma la explicación del burro. ¡El burro de Balaam es más inteligente que él! Cuando Balaam finalmente llega para maldecir a Israel (Números 23-24), Dios cambia lo que sería maldición en bendición. El llamado vidente, a quien Filón llama magos, resulta un inepto total.
Hay una buena razón para pensar que Mateo también entendió que Balaam fue un magos, ya que el evangelista se refiere a la «estrella» que los magos siguieron hacia Belén como el cambio de lo que sería la maldición de Balaam en bendición. En la conclusión del discurso de Balaam, el vidente predice la venida de un personaje que muchos judíos el día de Mateo interpretaron como el Mesías: «Lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no cerca. Una estrella (כוכב; kojáv) saldrá de Jacob y un cetro se levantará de Israel» (Números. 24:17). Así como Balaam el magos ve una estrella levantándose de Israel, los magi de Mateo dicen lo mismo de Jesús, «Porque vimos su estrella en su ascenso y lo hemos venido a adorar» (Mateo 2:2). Si bien la conexión de Mateo desde Balaam a los magi no lo presenta particularmente como «sabio», al igual que Balaam, Dios le da a estos gentiles la visión de una estrella que les apunta al rey de los judíos.
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